Hace tres décadas, los vuelos transoceánicos ofrecían un entretenimiento limitado, con un par de televisores en cada sección y una única película seleccionada por la aerolínea. Hoy en día, los avances tecnológicos permiten a cada pasajero disfrutar de una pantalla interactiva en su asiento, con acceso a cientos de películas, series de televisión, música y videojuegos.
Recientemente, durante un vuelo de México a Europa, vi la película holandesa *Faithfully Yours* (2022). La trama sigue a Bodil e Isabel, dos amigas que fingen pasar fines de semana juntas para engañar a sus esposos. Sin embargo, las cosas toman un giro oscuro cuando Isabel es asesinada en la playa de Bodil, justo después de que esta despacha a su amante, convirtiendo a Bodil en la principal sospechosa.
A lo largo de la película, se revela que Isabel había fingido su propio asesinato para escapar con la hermana de Bodil, mientras que los maridos de ambas mujeres se involucran en una espiral de celos y violencia. *Faithfully Yours*, aunque exitosa en taquilla en los Países Bajos, ha sido objeto de crítica por sus débiles actuaciones y giros absurdos en la trama.
Este filme me hizo recordar los Golden Raspberry Awards, que desde hace 44 años premian “los peores fracasos cinematográficos del año”. La estatuilla que se otorga, una frambuesa dorada, busca motivar a cineastas y actores a reconocer sus errores. Las categorías incluyen Peor Película, Peor Actor y Peor Guión, así como premios especiales. Notables galardonados han recogido el premio en persona, mientras que otros, como Sylvester Stallone, suma la cifra récord de doce estatuillas.
Es curioso que los Razzies no incluyan películas extranjeras, pues *Faithfully Yours* podría haber destacado por sus actuaciones lamentables y un guion ridículo, donde las situaciones carecen de coherencia. Además, la cinta presenta una serie de escenas sexuales que resultan incómodas y poco realistas, evocando el Bad Sex Award in Fiction, entregado desde 1993 para señalar pasajes de sexualidad mal escritos en la ficción moderna.
Premios como los Razzies y el Bad Sex Award nos hacen reír, pero también invitan a la reflexión. Estamos acostumbrados a películas que, aunque pueden tener sus altibajos, son generalmente competentes en dirección, actuación y guion. Cuando un galardón destaca una película tan mala que resulta entretenida, nos ayuda a valorar la calidad en la industria cinematográfica y a identificar cuándo las campañas publicitarias intentan encumbrar obras que, en realidad, son deficientes.