Juan Ramón de la Fuente, primer colapsado de la carta de Ismael “El Mayo” Zambada, ha generado controversia tras la reciente revelación en la mañanera. La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó que el abogado de Zambada entregó la carta al Consulado de México en Nueva York el mismo día que se abordó el tema en la conferencia, evidenciando la incompetencia del actual canciller.
Esta situación ha causado un impacto en la opinión pública hacia la Presidenta, dado que su gestión, al igual que la de su predecesor, se mide por la popularidad, no necesariamente por su efectividad. Sheinbaum enfrentó la presión sin tiempo para revisar la carta adecuadamente con su equipo jurídico, lo que pone en duda la preparación de su respuesta.
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El procedimiento de atención al público en el consulado indica que el abogado de Zambada tuvo que haber entregado el documento antes del cierre. Con la diferencia horaria, la cancillería debería haber sido notificada poco después. Sin embargo, la presidenta se enteró más de 12 horas después de la entrega.
La falta de acción del canciller De la Fuente se hace evidente. La carta acusa a la cancillería de no proporcionar la asistencia consular adecuada, lo que constituye un incumplimiento de deberes. Esto es particularmente alarmante dado que el consulado no ha seguido de cerca el proceso judicial de Zambada, a diferencia de otros casos donde se brindó apoyo consular regular.
Este es otro tropiezo en la gestión de De la Fuente y afecta al gobierno de Sheinbaum. Ha sido un vocero optimista en situaciones polémicas sin la debida preparación, lo que ha resultado en análisis fallidos, como en el caso de la relación con el gobierno estadounidense.
En la actualidad, De la Fuente ha perdido protagonismo en la relación bilateral, siendo opacado por sus predecesores en roles de mayor influencia. Ebrard ha superado su capacidad y la presidenta se ha asesorado de forma privada con otros expertos.
Sus estrategias para lidiar con temas de inmigración han sido cuestionadas, ya que no se ha evidenciado la protección a los migrantes. Adicionalmente, recientes solicitudes de análisis sobre la designación de cárteles como terroristas no han sido abordadas eficientemente.
El día posterior a la captura de Zambada, De la Fuente se encontraba en Nueva York, dejando de prepararse para cuestiones críticas que requerían análisis en ese momento, lo que ha sido una constante en su carrera.
Pese a su prestigio, este parece derivar más de su capacidad para relaciones públicas que de su rendimiento efectivo. Así, la presidenta ha preferido consultar a otros en lugar de acudir a su asesoría jurídica formal.
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El ambiente en Palacio Nacional en torno a la gestión de De la Fuente ha decaído, señalado por omisiones y la percepción de que trabaja menos de lo esperado para su posición.
La victoria de Trump planteó importantes retos para la Secretaría de Relaciones Exteriores, de los cuales De la Fuente no ha estado a la altura, siendo los aliados en la agenda bilateral otros en lugar de él.