México ha sorprendido al mundo al ubicarse entre las diez naciones más felices del planeta, según el Informe Mundial de la Felicidad 2025. Este avance destaca notablemente, ya que el país escaló 15 posiciones respecto a la medición de 2024, alcanzando el décimo lugar entre 147 naciones. Sin embargo, surge la pregunta: ¿cómo se puede explicar este fenómeno en un contexto donde la violencia ha marcado la vida cotidiana de muchos mexicanos?
Las preocupaciones son válidas, considerando el impacto devastador de la violencia en la sociedad mexicana. A pesar de estas circunstancias, un informe sugiere que la percepción de felicidad podría estar inflada por distintos factores.
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Desde el sexenio de Calderón hasta la administración actual, se han registrado entre 450 mil y 600 mil homicidios dolosos en el país, reflejando un panorama sombrío. Actualmente, hay 124 mil mexicanos reportados como desaparecidos, con un alarmante incremento de casos desde 2018.
Asimismo, entre 2008 y 2023, alrededor de 392 mil mexicanos han sido desplazados debido a la violencia criminal, lo que plantea serias dudas sobre el bienestar de la población.
Una investigación revela que en 1,198 de los 2,471 municipios de México, al menos un cártel o banda criminal está presente, afectando la gobernabilidad y el desarrollo económico de vastas regiones del país.
La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana indica que hasta junio de 2024, el 59.4% de la población adulta considera que vivir en su ciudad es inseguro, generando una atmósfera de incertidumbre en la vida diaria.
Desde la perspectiva oficial, se han reportado 288,464 muertes relacionadas con la pandemia de COVID-19, posicionando a México como el cuarto país con más fallecimientos por esta crisis. Sin embargo, investigaciones independientes sugieren que el número real podría llegar a 808,619 muertes, evidenciando una falta de gestión en la respuesta gubernamental.
Las muertes evitables, resultado de una gestión deficiente durante la pandemia, dejan una huella imborrable en la sociedad. Muchas familias han sufrido la pérdida de seres queridos sin poder recibir el apoyo necesario.
Aunado a esta situación, México es considerado el país más estresado laboralmente a nivel mundial, con un 75% de la fuerza laboral reportando fatiga por estrés, superando incluso a naciones como China y Estados Unidos.
Un estudio del Instituto Mexicano de Finanzas destaca que México ocupa el último lugar en productividad laboral entre 35 países de la OCDE, enfrentando una caída del 6.3% en este ámbito desde 2015.
Estas circunstancias llevan a cuestionar si es posible que el ciudadano promedio considere que es feliz viviendo con la constante amenaza de la violencia y el estrés laboral.
Por último, se invita a los lectores a reflexionar: ¿es esta percepción de felicidad resultado de la influencia de políticas oficiales y programas sociales, o es una forma de afrontar la realidad? La crítica a las manifestaciones de aprobación en la actual administración refleja una compleja intersección entre percepción y realidad en el contexto mexicano.