La inteligencia natural es un fenómeno que siempre sorprende, mientras que la inteligencia artificial, aunque fascinante, es producto de la creación humana.
Todo lo que la inteligencia artificial produce sigue siendo una manifestación de la creatividad humana. Por lo tanto, la Inteligencia Artificial, de cierta manera, es natural.
No hay razón para sentirnos inferiores o temerosos ante las máquinas. Si llegamos a enfrentar problemas relacionados con ellas, simplemente podemos desconectarlas. Cuando juego al ajedrez contra una computadora y pierdo, no me siento menos ni me desanimo. En lugar de ello, opto por apagarla, reconociendo que no fue la máquina la que me ganó, sino el ingeniero que la desarrolló.
Así como un dios no debe temer a su creación, los seres humanos tampoco deberían temer a la tecnología.
Y aquí concluyo, temiendo un poco que el dispositivo en el que estoy escribiendo pueda enfadarse.
¡Hasta mañana!…