Hace 70 millones de años, el territorio de Coahuila era un paisaje impresionante, con un enorme río que formaba brazos en forma de delta, creando pequeños lagos y pantanos. En esa época, no había humanos que contaminaran sus aguas cristalinas. Imaginemos un cielo de un azul radiante, donde brillaba un sol dorado al atardecer, dando paso a la luna que llegaba vestida de tules y sedas. Con el paso de los siglos, llegaron los nómadas, conocidos como chichimecas, quienes se asentaron al descubrir la agricultura. En el siglo XVI, los colonizadores españoles llegaron a la región, llamándola Nueva Extremadura y luego Coahuila, en referencia a los indígenas Coahuilas que habitaban la zona.
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Avanzando al siglo XIX, celebramos el bicentenario del estado de Coahuila Texas. Durante este periodo, ambos territorios formaban parte de las Provincias Internas de Oriente y compartían no solo una proximidad geográfica, sino también desafíos significativos. Los ataques de tribus indígenas no pacificadas y las restrictivas normas económicas de la época dificultaban el desarrollo de la región. Miguel Ramos Arizpe explicó estas dificultades en su Memorial de Cádiz, además de la amenaza de los estadounidenses por la compra de Texas. En ese entonces, Coahuila contaba con una población mayor que la de Texas, lo que fortalecía su economía y comercio. Así, se decidió conformar una sola entidad estatal, Coahuila-Texas, reconociendo ambos territorios y evitando que Coahuila prevaleciera sobre Texas en la administración gubernamental. El Congreso Constituyente autorizó el nombramiento de un Gefe de Departamento en Tejas, cuyo nombramiento recayó en José Antonio Saucedo.
El Estado Libre y Soberano de Coahuila Texas adoptó su propia Constitución, cuya importancia quedó reflejada en su preámbulo y en tres de sus artículos fundamentales:
“En el nombre de Dios omnipotente, autor y supremo legislador del universo. El congreso constituyente del estado de Coahuila y Tejas, deseando cumplir con la voluntad de los pueblos, decreta para su administración y gobierno la Constitución que sigue: Art. 1. El estado de Coahuila y Tejas es la reunión de todos los coahuiltejanos. Art. 2. Es libre e independiente de los demás estados unidos mexicanos, y de cualquier otra potencia o dominación extranjera.” En su artículo 17 se definía quiénes eran los coahuiltejanos: “Primero—Todos los hombres nacidos y residentes en el territorio del estado, y los hijos de estos. Segundo—Todos los que, habiendo nacido en otra parte del país, fijen su residencia en el estado. Tercero—Los extranjeros que estén establecidos legítimamente en el estado, sin importar su nacionalidad. Cuarto—Los extranjeros que obtengan del congreso carta de naturaleza.” El 7 de noviembre de 1835, la unión se disolvió, pero no la identidad de Coahuila.
El pasado jueves, se develó en el recinto del Poder Legislativo la inscripción en letras doradas: “Coahuila, 200 años de grandeza”. La historia de este estado es rica, forjada por hombres y mujeres de diversas épocas que han contribuido a su vasto legado. Coahuila es una tierra con una geografía variada que incluye sierras, llanuras y desiertos, y sus tradiciones resuenan en la cultura contemporánea, incluida su gastronomía distintiva. Es esencial preservar esta riqueza cultural y transmitirla a las futuras generaciones. Coahuila es nuestra identidad y nuestro motor para construir un futuro próspero ¡QUE VIVA COAHUILA! ¡MUCHAS FELICIDADES!