CIUDAD DE MÉXICO – “Impulsaremos las energías renovables con el objetivo de alcanzar una participación del 45% en 2030”, declaró la presidenta en su primer discurso ante una multitud en el Zócalo, mientras abordaba la urgente cuestión del cambio climático tras su histórica investidura como la primera mujer presidenta del país.
Aunque los detalles aún son limitados, sus declaraciones marcan un claro contraste con la política energética del ex presidente López Obrador, quien priorizó el petróleo al invertir más de 20,000 millones de dólares en una nueva refinería y detener las licitaciones eléctricas que fomentaron la expansión de las energías solar y eólica.
La presidenta, con sólida formación en energía y cambio climático, anunció que pronto presentará su Plan Nacional de Energía, un “programa ambicioso de transición energética” cuyo objetivo será “reducción de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático”.
Sin embargo, Sheinbaum también se comprometió a fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad, cuyos viejos sistemas dependen mayormente de combustibles fósiles, así como a Pemex, la empresa estatal de petróleo.
En vista de sus planes, tanto expertos como ambientalistas destacan el notable cambio en la narrativa desde la presidencia.
“El término sustentabilidad o energía renovable nunca se menciona” en las políticas de López Obrador, afirma un exfuncionario de la Comisión Reguladora de Energía. “Él no lo usa en ningún discurso o documento. Y ella lo menciona constantemente.”
Durante su campaña, Sheinbaum prometió que las energías limpias cubrirían el crecimiento en la demanda energética motivada por el aumento de las temperaturas debido al cambio climático. En su discurso de toma de posesión, sus promesas adquirieron mayor sólido respaldo.
La meta del 45% de energías renovables para 2030 es un aumento significativo respecto al 24% alcanzado el año pasado, según la Secretaría de Energía. De alcanzarse, esto podría reorientar a México hacia el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París, que busca limitar el aumento de la temperatura global a menos de dos grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales.
Hasta ahora, las políticas energéticas de López Obrador llevaron a que Climate Action Tracker calificara a México como “críticamente insuficiente” en su compromiso con el Acuerdo de París.
En su discurso ante el Congreso, la presidenta también estableció un límite inédito a la producción petrolera del país de 1.8 millones de barriles diarios. Actualmente, Pemex, que cerró 2023 con la misma cifra de producción, se encuentra muy por debajo de los 2.6 millones que López Obrador había prometido al inicio de su mandato.
Sheinbaum recordó que, hace más de una década, la reforma energética de 2013 respaldada por el entonces presidente Enrique Peña Nieto propuso una producción de 3 millones de barriles diarios. “Eso es ambientalmente imposible”, afirmó. “Es mejor promover la eficiencia y las fuentes renovables”. No obstante, ha reiterado su apoyo a “fortalecer Pemex” y no ha criticado la construcción de la nueva refinería de Dos Bocas.
Expertos advierten que México no podría aumentar su producción de petróleo con las técnicas actuales, debido a la disminución de reservas. Un especialista en ciencias ambientales señala que el país “solo tiene diez años de petróleo con la tasa de explotación actual.”
Sin embargo, celebra el límite de producción anunciado, “porque significa que no se buscará aumentar la producción de petróleo”, lo que evitaría la necesidad de inversiones masivas en técnicas controversial como el fracking.
La gran incógnita sigue siendo si la nueva presidenta podrá impulsar las energías renovables dentro del marco legal actual. Antes de dejar el poder, López Obrador promovió una reforma constitucional que otorga un “rol preponderante” a la Comisión Federal de Electricidad en la generación eléctrica del país.
Por un lado, la presidenta ha respaldado esa reforma constitucional y se ha comprometido a que el Estado controle el 54% de la generación eléctrica. Por otro lado, asegura que permitirá la inversión privada en energías renovables, incentivada durante su administración y desincentivada en el mandato de López Obrador por reglas que favorecen a la CFE.
“Desde mi perspectiva, el mayor desafío para Claudia es la incertidumbre legal”, afirma un especialista en energía.