Hoy, México se encuentra en un momento histórico con la asunción de una mujer como Presidenta de la República, marcando un hito en la historia política del país.
La llegada de Claudia Sheinbaum Pardo a la presidencia cierra un ciclo que comenzó hace más de un siglo, desde la postulación de Hermila Galindo Acosta en 1917 como candidata a diputada federal, desafiando las normas de su época.
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Desde la Guerra de Independencia, la lucha de mujeres como Hermila ha sido fundamental en la búsqueda de igualdad política, resaltando su derecho a votar y ser votadas.
Han pasado exactamente 102 años desde que Rosa Torre González se convirtió en la primera mujer electa en México hasta la ceremonia de protesta de Claudia Sheinbaum, simbolizando un avance significativo en la participación femenina en la política.
Sin embargo, la llegada de Sheinbaum a este puesto no marca el final de la lucha feminista. Aunque se superó el “techo de cristal”, queda un largo camino por recorrer hacia la plena igualdad en la sociedad.
Este momento no solo cierra un capítulo, sino que también inicia uno nuevo en la búsqueda de una cultura de igualdad que promueva una sociedad más justa, donde la discriminación sea erradicada de manera efectiva.
Aún existen brechas por cerrar, especialmente en el ámbito privado, donde prevalecen desigualdades en el acceso al empleo y brechas salariales significativas. El camino hacia la eliminación de la violencia de género es igualmente extenso.
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Por primera vez, una mujer tiene la oportunidad de impulsar políticas públicas en favor de las mujeres con un compromiso renovado, especialmente en la lucha contra la violencia feminicida.
Este momento histórico representa la realización de un sueño colectivo por el que generaciones han luchado con dedicación y sacrificio, y merece ser celebrado en toda su magnitud.