La vida puede compararse con un reloj de arena, donde los granos caen lentamente al principio, casi imperceptiblemente, y luego se deslizan rápidamente hacia el final.
La vida es así, y los años también. Cuando éramos niños, una semana antes de la Navidad parecía una eternidad. Hoy en día, una semana se siente como si durara solo siete minutos.
ES DE NOTICIA: Saltillo: El padre Roberto
Todo es relativo. Einstein lo demostró con su “Teoría de la Relatividad”. Sin embargo, lo que más parece relativo es el tiempo. Una hora puede parecer interminable para un enamorado que espera a su pareja, mientras que para otra persona puede ser un instante fugaz.
El año que se fue pasó rápidamente, y este nuevo año, supongo, se irá aún más velozmente. Jorge Manrique lo advirtió: “…si vemos lo presente, en un instante se ha ido y acabado”.
Matar el tiempo resulta un concepto curioso, porque es el tiempo quien ajusticia a sus discípulos mientras les enseña sus lecciones. La reflexión de Victor Hugo resuena: “¡Ah, si la juventud supiera! ¡Ah, si la vejez pudiera!”.
Aunque estas reflexiones pueden parecer pesadas para iniciar el año, es cierto que, a medida que envejecemos, la vida puede sentirse más melancólica. Para contrarrestar esto, es recomendable recordar: “No cuentes las horas. Haz que las horas cuenten”. Este lema, que nos invita a aprovechar el presente, se asemeja al “Carpe diem” de Horacio.
Finalmente, que en este nuevo año se nos entregue lo mejor. Si estás leyendo esto, te deseo un próspero 2025. Y si no lo lees, igualmente te deseo lo mejor. ¡Feliz Año Nuevo!