¿Cuántas veces hemos decidido dejar atrás el miedo que nos impide actuar? El miedo es una constante en nuestras vidas, moldeando nuestra personalidad y decisiones. A lo largo de la historia, la supervivencia ha sido y seguirá siendo un factor crucial en cómo interactuamos con el mundo. Incluso aquellos que parecen audaces enfrentan este desafío, buscando mantenerse conectados con el flujo vital de la existencia. Aunque no siempre tengamos éxito, ser conscientes de nuestras intenciones puede aclarar nuestro camino hacia un futuro más positivo.
En una reciente sesión de terapia, descubrí un renovado impulso hacia la vida. Este “impulso” no se traduce en volver a los días en que la ansiedad me mantenía en constante movimiento; deseo avanzar hacia mis objetivos de manera equilibrada y sin presiones. Mi objetivo es disfrutar del proceso, evitando convertirlo en una carga.
El miedo de no lograr mis aspiraciones aparece, pero ¿por qué debería paralizarme? Si cambio ese miedo por la conciencia de la satisfacción que puedo alcanzar, puedo enfrentar mis temores de una manera saludable. Hoy, me propongo dar pasos pequeños y manejables, reconociendo que podré necesitar ayuda en el camino. Estoy listo para invitar a alguien que me apoye en este viaje.
¿Qué temores enfrentas tú hoy? Elige uno, por más simple que sea. Haz un plan, encuentra soluciones y busca esa gratificante sensación de logro.