Declaraciones en torno a la situación política en Venezuela:
El presidente de Chile ha calificado el gobierno de Nicolás Maduro como una dictadura, haciendo un llamado a la comunidad internacional para restablecer la democracia en Venezuela. Afirmó: “La gente de Venezuela y el mundo saben que Nicolás Maduro perdió claramente las elecciones de 2024, y aseguramos nuestro apoyo para el regreso de la democracia en el país.” Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Dinamarca expresó, “Nicolás Maduro comienza un nuevo periodo presidencial desafiante y sin legitimidad democrática, lo que es lamentable tras la clara mayoría que pidió un cambio.” Además, el Departamento de Estado de EE. UU. ha ofrecido recompensas significativas por la captura de Maduro y otros altos funcionarios venezolanos, así como sanciones a ocho líderes de agencias de seguridad y económicas que facilitan la represión en el país.
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En México, el gobierno ha reconocido al régimen de Maduro, defendiendo su postura en un contexto donde se critica la persecución a figuras opositoras. “Respetamos la soberanía del pueblo venezolano; son ellos quienes deben decidir su futuro,” afirmó la presidenta de México. Sin embargo, surgen interrogantes sobre por qué el gobierno mexicano se alinea con dictaduras en lugar de condenar la situación en Venezuela.
Cuestionamientos sobre la postura del gobierno mexicano: ¿Por qué es prioritario para la administración de Sheinbaum promover relaciones con regímenes que ignoran derechos humanos? La justificación ideológica no parece sostenerse al comparar con la postura de líderes progresistas en la región.
Desde el 2000, la producción de petróleo en Venezuela ha caído drásticamente de 3.5 millones de barriles diarios a 900 mil, mientras la inflación supera el 1,000,000 por ciento en la última década. Además, se estima que aproximadamente 7.7 millones de venezolanos han abandonado el país, lo que representa cerca del 25 por ciento de la población. El Producto Interno Bruto (PIB) ha sufrido una caída de más del 70 por ciento en la misma década. La moneda venezolana ha perdido prácticamente todo su valor desde el año 2000, y la pobreza ha aumentado alarmantemente, con alrededor del 94 por ciento de la población viviendo en condiciones vulnerables.
Nicolás Maduro, quien ha estado en el poder durante casi 12 años, se ha comprometido a otro mandato de seis años. La administración actual debe reflexionar sobre los efectos de estas políticas y distanciarse del romanticismo ideológico que ha caracterizado su relación con el régimen venezolano.