Octubre está marcado por una creciente inestabilidad económica, lo que apunta a una notable caída en el crecimiento económico. Las fluctuaciones en el tipo de cambio, los cambios en las tasas de interés y la agitación política son solo algunos de los factores que evidencian el estado actual de la economía. En el ámbito financiero, la bolsa de valores nacional no está proporcionando rendimientos significativos, y el mercado de derivados enfrenta un vacío debido a la falta de inversiones ante la incertidumbre. Los inversores continúan esperando condiciones más favorables antes de avanzar en sus proyectos, tanto en carteras como en la creación de empresas.
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Hoy no abordaré las causas de esta incertidumbre, un tema que ya he tratado. En lugar de ello, me enfocaré en las consecuencias prácticas que afectarán la asignación del dinero y los recursos económicos del sector público y privado para el resto del año y el próximo. Proyectar más allá de este horizonte temporal sería innecesario.
Primero, es vital analizar el tipo de cambio bajo las circunstancias actuales. Se anticipan altibajos en torno a los 20 pesos por dólar. Durante la última semana, hemos estado cerca de este límite y la elección en EE.UU. está en su fase final. Conforme se acerque el 5 de noviembre, es probable que el tipo de cambio se deprecie. Hay amplias posibilidades de que se alcance un valor de 20.5 pesos por dólar, aunque no de forma permanente. Se prevén pisos (tipo de cambio mínimo) en 19.60 y techos en 20.20 (precio máximo). Esta fluctuación complicará la situación para las empresas, ya que comprar a precios máximos afectará su competitividad internacional. Para las exportadoras, vender en el techo es ideal. Esta situación perdurará al menos un año debido a la inestabilidad política, la reforma judicial, la criminalidad y la incertidumbre económica. Esto incrementa el riesgo país, influyendo en los costos comerciales. Aunque el Banco de México reduzca su tasa de referencia, la inflación seguirá afectando. Algunos analistas ya proyectan que el tipo de cambio alcanzará los 21.8 pesos por dólar para finales de 2025, aunque mi estimación se sitúa en 21.30 como máximo. Las elecciones en EE.UU. representan un desafío más que una oportunidad para México.
En cuanto a la tasa de interés, este entorno de caos no está generando resultados esperados. A pesar de la reducción en la tasa de interés de referencia, los costos comerciales siguen elevados. Los bancos locales no han ajustado sus tasas, lo que complica la situación para los deudores, quienes deben priorizar el pago de deudas a expensas del consumo, que continúa cayendo. Las empresas enfrentan pérdidas de mercado debido a restricciones en la inversión, aumento en costos de producción y reducción en la demanda, lo que afecta sus ingresos. El panorama competitivo es complicado, ya que mientras las condiciones en México empeoran, empresas chinas están ganando terreno con costos bajos y tasas reales del 2%. Estas empresas están estableciéndose en México, lo que limita las oportunidades de empleo y capta talento humano al ofrecer salarios más altos. En consecuencia, las empresas mexicanas están perdiendo recursos, mercado y capacidad productiva. Asimismo, la mala gestión del gasto gubernamental resultó en inflación y una falta de circulante para sostener el crecimiento económico.
Por último, la inflación es otro factor crítico que merece atención. Las últimas cifras indican un aumento anual del 4.68 por ciento, según datos oficiales. Aunque se trate de un incremento marginal, su importancia radica en la señal que envía a los mercados. A medida que funcionarios del Banco de México celebraban el control de la inflación, surgen datos que contradicen aquellos informes. Si bien la inflación al consumidor parece controlada, la situación en los precios al productor es preocupante, aumentando constantemente. Esto se traduce en mayores costos de producción y mayores precios para los consumidores.
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En resumen, resulta poco probable establecer proyecciones más allá de seis meses en este clima. En este momento, las expectativas para México sugieren un crecimiento económico de solo 1.2 por ciento como máximo y una inflación que no descenderá del 4.5 por ciento, a pesar de pronósticos previos. Diciembre se aproxima, un mes conocido por un aumento significativo en la inflación anual.
La inversión productiva sigue una tendencia a la baja, con otros países mostrando mejores condiciones para atraer inversión segura y generar utilidades. Es fundamental implementar una reforma fiscal que proporcione los recursos necesarios para programas sociales, pero la situación política actual plantea dificultades para que esto suceda en el corto plazo. Sin una dirección clara, el futuro económico de México permanece incierto.